martes, 18 de enero de 2011

CANTO DE LIBERACIÓN DE DABÍ-LODEGAXÁT


Fragmento de Tomo 1 de Historia Sagrada del Pueblo Qom en el País Chaqueño
de Flavio Dalostto

Canto de Liberación de Dabí-Lodegaxát.

Qad’ta’á es mi fuerza y mi quebracho formidable,
 y mi algarrobo inmortal y mi liberador;
Dios mío, mi refugio en medio del bosque profundo,
A Él me confiaré; entre sus ramas pondré mi nido;
Mi escudo de tortuga, duro como la roca, Él me cubrirá,
Mi traje de cocodrilo, Él me envuelve para que no me lastimen;
Llamaré a Qad’ta’á y lo felicitaré, y me dará protección:
Me rodeó la corriente del río poderoso, bajando de la Montaña,
Ciego y poderoso me rodeó, con sus flechas de agua brava;
Una tormenta de agua, ramas y rocas me llevó
Por el Camino de la Muerte, el Camino de donde no se regresa;
Pero llamé a Qad’ta’á, aplaudí en la puerta del Nogüét,
Y Él asomó su cabeza, y me dijo: -¿Qué quieres, hijo mío?
Y le dije: -Ayúdame, ayudador; porque todos mis enemigos
Tendieron redes de maldad, para enredar mis pies;
Quieren hacer tambores con mi piel, vasos con mi cabeza,
Flautas con mis huesos, sonajeros con mis dientes;
Y Dios abrió su oreja, porque mi palabra fue fuerte,
Porque sin descanso lo llamé, en medio del remolino de barro;
Él me escuchó, y hacia mí estiró su brazo, y me sacó.
Vi los ojos rojos del Rey de la Muerte, Napal-Lta’á es su nombre;
Cuando asomó su cabeza, una bolsa tenía en su mano, para atrapar mi alma;
Pero Dios tomó la punta de mi existencia, cuando cruzaba el río de la Muerte,
Y la retrajo hacia mi sangre, y la estableció otra vez entre mis sesos, y viví.
¡Gracias Qad’ta’á, porque no abandonas a los que te aman,
a los que cantan tu Santo Nombre, a los que hablan bien del Nogüét!
¡Gracias Dios de mi Vida, porque en medio de la Oscuridad, vi tu Luz,
Luz que no se apaga ni se enciende, porque desde siempre es!
¡Tú, el gobernador de todas las estrellas, el fabricador de todas las cosas,
Miraste el polvo de mi vida, que es nada; y me cuidaste fuertemente!
Estabas tranquilo en la Ciudad del Cielo, pero oíste mi voz;
No me abandonaste en el día del dolor,
Siendo que yo me olvidé de tu nombre, muchas veces.
Sentado estabas en la puerta de tu casa, rodeado de los dioses nogüetpí,
Y de los anjelespí y de los maÿopí y de las mujeres-estrellas;
Entretenido en el amor de ellos, pero escuchaste mi pequeña voz,
En medio de los ruidos de los dioses, tu oído distinguió mi pedido;
Y les dijiste: -¡El más pequeño de mis amigos, me necesita!
¡Suspended la fiesta del Cielo! ¡Que la anciana detenga su machaque!
¡Id, dioses, y salvad a mi amigo, porque el dios de los Muertos
prepara su bolsa de chaguar, para atrapar su alma!
¡Bajad y hacedle bien, en mi Nombre, porque soy Nogüét!
Y mientras, las aguas entraban en mi boca, apagando mis palabras;
Y mis pulmones bebían el barro de la Muerte, Napal-Lta’á reía;
Y mis pensamientos se enredaron en el dolor y en la confusión;
Porque mis sesos se anegaron de barro, se inundaron de algas,
Más mi última palabra fue ¡Qad’ta’á! ¡Qad’ta’á!
Y entonces, cuando sentí que Napal-Lta’á me arrastraba por la punta de mi alma,
Sacándola por mi cerebro, escupiéndome afuera de mis huesos, rodeada de demonios;
Sentí un tirón hacia el adentro de mí, y fueron restituidos mis sentidos;
Miré, y he aquí que un hombre de agua me tomó por la cintura,
Netaxát-Leq es su nombre, mensajero del Nogüét, la Fuerza Poderosa;
Y estableció mi alma nuevamente, adentro de mi cabeza;
Y sentí la vida restablecerse en mis huesos y en mis ojos;
Y mi sangre correr, y mi corazón latir, y mi garganta vomitó agua y barro;
Y el aire bueno me limpió los pulmones y el riñón;
Y fui restablecido, y arrojado vivo en la orilla de Talá;
Y así estuve mucho tiempo. Y puso un benteveo que me alimentó en la boca.
¡Gracias Dios, porque no cerraste tu ojo ni apagaste tu oído;
porque la miga de mi vida fue valiosa para ti, y me salvaste!
¡Ahora se, que quién actúe rectamente,
y grite fuerte tu nombre, no puede ser vencido!
¡Felicitad a Dios, el Algarrobo de Chaco, el Quebracho de Qom!
¡No abandonas al bueno, ni desprecias al justo;
ni al malo, cuando se vuelve de su maldad;
porque eres Nogüét, Emabéq-Lta’á!
¡Y a Ti, toda la Alabanza!

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